
Nochebuena
Como todo pueblo que se precie, el 24 de diciembre, una vez puesto el sol, Abengibre sale a la calle a pedir los «Aguilandos», como se dice aquí
A pedir los aguilandos
Una vez que ya se ha puesto el sol, cuadrillas de niños y niñas, y los no tan niños, se atavían para la ocasión con panderetas, zambombas caseras y botellas de anís, repasan sus villancicos y se abrigan para ir de calle en calle y de puerta en puerta a cantar.
Pero la preparación no sólo es para los aguilanderos, en las casas también se han preparado para recibirlos: pastelitos, mazapanes, dulces y un montón de monedas, porque muchas veces no recoge uno sólo de grupo y hay que dar dinero a todos los cantantes.
La cena familiar
Mientras tanto, las madres están en la cocina preparando una cena cuya digestión durará por lo menos dos días. Y los padres como el anuncio del turrón, esperando que sus hijos «Vuelvan a casa por Navidad», como en el anuncio del turrón, que tanto emocionaba a mi padre.
La Misa del Gallo
Terminada la suculenta cena, la familia se prepara para ir a la Misa del Gallo, más o menos a las 12 de la noche, dependiendo de a qué hora la quieran los de Casas-Ibáñez, que para eso tienen el párroco titular. La ilusión entonces vuelve a ser de los niños. Es el primer día que van a ver el Belén de la Iglesia desde el año pasado y hay que descubrir cuáles son las novedades de este año. Además está el Belén Viviente que Marisa y Don Carmelo llevan tanto tiempo preparando y esperando.
Terminadas las sorpresas de la misa está la Adoración del Niño y todos corren para estar los primeros en la cola para besar al Niño y no salir de allí a las mil quinientas. Además, hay que saludar a los amigos y familiares, y felicitarles las Pascuas.
A mi hermana, que está esperando este día como cuando era niña. Para que siempre conserve la misma ilusión.
A Silvia y a Susana, que gracias a nuestros sobrinos, han recordado y recuperado la alegría de este día.