¡Hasta siempre, Marcos!
Me gustaría rendir un humilde y modesto homenaje a una de las mejores personas que he conocido en mi vida: Marcos Ruiz Gallego.
Humilde, como él, y modesto porque por muchas palabras que intente buscar, ninguna puede describirlo como debiera. Una persona con una fé inquebrantable, con un gran espíritu de sacrificio, siempre dispuesto a ayudar, fiel a nuestras tradiciones, amable, cariñoso…
Fue alcalde de nuestro pueblo desde 1956 hasta 1960, participó durante casi toda su vida ayudando en la representación de nuestra fiesta más querida, en los Alardes de Moros y Cristianos en honor a San Miguel, representando los papeles de General Moro y Cristiano y ayudando en todo lo que podía.
Pero además estuvo muy implicado en la Iglesia, donde fue diácono, y cuidaba de todos los detalles, llegando incluso a ser el director de un pequeño coro infantil en Navidad (qué buenos recuerdos) y de poner y quitar el Belén, de tocar las campanas en celebraciones y defunciones, de organizar el calendario de los actos litúrgicos, coordinar la limpieza, adecuación, cuidado y mantenimiento del templo, su apertura y cierre…
¡Te echaré mucho de menos, Marcos, que la tierra te sea leve!