
San Blas
El 3 de febrero se celebra la fiesta del santo protector contra las enfermedades de la garganta y la noche anterior se prenden hogueras en su honor.
San Blas, santo protector de la garganta
San Blas fue un obispo armenio que vivió en el siglo IV, que ejercía la medicina y el apostolado entre todos aquellos que lo necesitaran. Durante la persecución a los cristianos, fue sometido a martirio y condenado a muerte por no renunciar a su fe. Mientras era conducido al lugar en que iba a ser ajusticiado, una madre le pidió que sanara a su hijo que estaba agonizando porque tenía clavada una espina en la garganta. San Blas impuso sus manos sobre el niño y éste sanó. Desde entonces, el santo se convirtió en santo protector contra las enfermedades de la garganta.
Las hogueras de San Blas
Al igual que ocurre con San Antón, la noche anterior a la celebración de San Blas, Abengibre tiene como tradición realizar las Hogueras de San Blas, utilizadas como símbolo de purificación y destierro de los males.
La tradición manda que cada grupo de vecinos organice una hoguera y los mozos recorran el pueblo saltando cada una de ellas, al tiempo que los quintos espantan a los vecinos con sus temidas «carretillas».
Antiguamente, tras saltar las hogueras, la gente se reunían en una casa del vecindario para jugar a la lotería. Además, era tradición que ese día se hiciera una cena especial que en casa de mis abuelos maternos consistía en huevos fritos, picatostes y tajás de todas.
La festividad de San Blas en Abengibre
Como santo patrono contra las enfermedades de garganta, en Abengibre se le dedica una misa el día 3 de febrero, día de su festividad, en la que todo el pueblo lleva panes a bendecir para que les cuide la garganta y les libre de las afecciones del aparato respiratorio. Hoy, tras la celebración de la misa, la organización de amas de casa y varios vecinos del pueblo hacen una invitación pública a los típicos nuégados.
Fiestas relacionadas
- Una fiesta similar: San Antón
- El día de las hogueras también se celebran: La Candelaria y la entrada de los Quintos